16:00 16-11-2025

Desempañador trasero: de la lámina antivaho a los hilos calefactores

Hoy, despejar el vaho de la luneta trasera se resuelve con un botón, pero no siempre fue así. En los años sesenta, el ingeniero alemán Heinz Kunert fue el primero en proponer el calentamiento con filamentos conductores; aun con esa idea sobre la mesa, muchos modelos siguieron sin ofrecerlo hasta finales de los setenta. Para esos coches apareció un accesorio curioso: un panel transparente antivaho, vendido en tubos de cartón, que se pegaba por dentro del cristal.

Sobre el papel, aquella lámina debía frenar la condensación y mejorar la visibilidad con humedad o frío. En la vida real, las opiniones se dividían. En foros del Morris Minor, algunos propietarios cuentan que no hacía ningún efecto y que montarla era un suplicio. Otros añaden que el material se oscurecía, se rizaban los bordes y, al final, se caía.

Aun así, hay aficionados a los clásicos que sostienen que les funcionó y les sacó de apuro en viaje. Con la edad que arrastran los paneles supervivientes, esperar demasiado hoy parece optimista: la capa adhesiva y el plástico llevan mucho tiempo degradándose. No cuesta pensar que el resultado dependiera más del estado de la pieza que del concepto en sí.

Con el avance de la tecnología, el accesorio fue quedándose atrás, desplazado por calentadores eléctricos auxiliares para el cristal y por secciones calefactables integradas. Hoy, si un coche carece de desempañador de fábrica, existen kits universales con precios entre 89 y 359 dólares; funcionan con el mismo principio que los hilos calefactores embebidos en los cristales modernos. Para la mayoría de propietarios, es la salida más simple y lógica.