09:46 27-10-2025

Fiabilidad real de Nissan Altima, BMW Serie 3, Land Rover Discovery, Fiat 500 y Jeep Wrangler

Al evaluar modelos populares, no todo es diseño y tecnología: la fiabilidad a medio y largo plazo puede inclinar la balanza. A continuación, un repaso ágil a varios autos conocidos y a los puntos que conviene ponderar antes de decidir.

Nissan Altima

El Nissan Altima es un sedán conocido por su habitáculo cómodo y sus avanzados sistemas de seguridad. Ahora bien, la transmisión continuamente variable que equipan muchos Altima a menudo falla antes de que el cuentakilómetros alcance los 160.000 km. Es un punto delicado que puede restar atractivo en el uso diario a quienes piensan conservarlo durante años.

BMW 3 Series

El BMW Serie 3 es un modelo premium reconocido por su manejo atlético, un interior bien resuelto y tecnología innovadora. La contrapartida son unas necesidades de mantenimiento elevadas, y muchos ejemplares exigirán reparaciones de motor o de sistemas eléctricos en torno a los 160.000 km o poco después. Para el comprador, conviene meter esa factura en la ecuación junto con el placer de conducción.

Land Rover Discovery

El Land Rover Discovery puede atraer miradas por su diseño, pero se ha ganado fama por problemas frecuentes con la suspensión neumática y la parte eléctrica, además de fallos prematuros de la transmisión. El encanto es innegable; con todo, la inquietud por la durabilidad puede ir desinflando la experiencia de propiedad con el paso del tiempo.

Fiat 500

El Fiat 500 es un urbano compacto y con estilo, valorado por su carisma y maniobrabilidad. Este pequeño utilitario se topa a menudo con problemas de propulsión, en particular fugas de aceite del motor. Tan a gusto como se mueve en la ciudad, esos contratiempos de fiabilidad pueden poner a prueba la paciencia del propietario.

Jeep Wrangler

Este todoterreno icónico es célebre por su construcción robusta y su sobresaliente capacidad lejos del asfalto. Es divertidísimo fuera de ruta, pero también es susceptible a la corrosión y a problemas de dirección y suspensión que suelen exigir intervenciones periódicas. Los entusiastas asumen ese peaje como el precio de acceso a un trabajo serio en los senderos.