El sistema está concebido para emitir automáticamente una señal audible cuando el vehículo circula a velocidades de hasta 20 kilómetros por hora, inclusive. La exigencia de equipar a los vehículos con AVAS se aplica exclusivamente a los automóviles capaces de moverse sin poner en marcha un motor de combustión interna.

El objetivo central de la medida es elevar la seguridad vial, especialmente para los usuarios más vulnerables, entre ellos los peatones con discapacidad visual. El desplazamiento silencioso, sin el ruido habitual del motor, puede hacer que estos coches sean más difíciles de detectar por el oído y, en consecuencia, aumentar el riesgo de incidentes. En ese contexto, añadir una señal sonora clara a baja velocidad se percibe como un paso lógico.

Los vehículos que ya están en uso y matriculados antes de la entrada en vigor de la nueva norma quedan exentos de instalar AVAS. A partir del 1 de noviembre de 2026, todos los nuevos modelos que salgan al mercado deberán cumplir este estándar. Es un equilibrio pragmático: sin reequipamientos para los parques existentes y con un plazo definido para los modelos futuros.