Callaway Cars aprovechó el escenario de SEMA para presentar una versión más afilada del Cadillac CT5-V Blackwing, ahora respirando a través del nuevo supercargador Gen4 de la casa. La potencia sube hasta cerca de 750 hp, mientras que el modelo estándar está homologado con 668 hp y 893 Nm de par.

En lo visual, el sedán conserva la agresividad característica de Cadillac, pero se distingue por las salidas de aire de carbono en el capó, la insignia específica y un acabado más pulido en el vano motor. También incorpora frenos carbocerámicos Brembo para mejorar la frenada, una decisión sensata para quienes exigen al máximo el pedal y valoran un tacto consistente vuelta tras vuelta.

Se mantiene el V8 LT4 de 6,2 litros con caja manual de seis velocidades, apoyado por el Magnetic Ride Control 4.0. Declara un 0 a 100 km/h en unos 3,4 segundos y supera los 320 km/h de velocidad punta, cifras que transmiten más que cualquier eslogan.

Conocida por reinterpretar Corvette, Camaro y Escalade, Callaway vuelve a demostrar su habilidad para convertir un modelo de serie en una máquina con pulso de circuito sin renunciar a su sello de calidad ni al equilibrio entre lujo y músculo. El resultado se percibe intencionado y coherente, no simplemente más ruidoso.