Bentley ha revisado su hoja de ruta: el cambio completo a vehículos eléctricos ahora se proyecta para 2035. En los próximos años, la firma británica seguirá produciendo motores de combustión e híbridos. En el centro de esta filosofía renovada se sitúa la próxima generación del Flying Spur, una berlina llamada a unir tradición y tecnología de vanguardia. El movimiento se percibe más como un giro calculado que como un volantazo, capaz de mantener implicada a su clientela mientras la marca afina su propuesta 100% eléctrica.

El diseño toma inspiración del concepto EXP 15: parrilla rectangular, faros LED verticales y una carrocería monolítica que le confieren un porte severo y musculoso. Por dentro, las soluciones digitales se dan la mano con la artesanía clásica: se esperan pantallas OLED, madera retroiluminada y un head-up display con realidad aumentada. Con esos detalles, el interior debería sentirse actual sin perder calidez, un equilibrio que Bentley suele manejar con solvencia.

Bentley Flying Spur
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El Flying Spur se ofrecerá con tres configuraciones: una versión de gasolina con un V8 revisado de hasta 700 CV; un híbrido con una potencia combinada de más de 770 CV; y un modelo totalmente eléctrico con una autonomía estimada de unos 600 km. Esta variante eléctrica compartirá plataforma con el Porsche Cayenne EV y podría entregar hasta 1000 CV. El abanico deja claro el enfoque en las prestaciones, sea cual sea la fuente de energía.

El modelo tendrá como rivales al Rolls‑Royce Ghost y al Mercedes‑Maybach Clase S. Su debut se espera entre 2026 y 2027, un hito en el nuevo rumbo de Bentley, en la encrucijada entre el lujo clásico y el futuro digital. Si la ejecución está a la altura del planteamiento, el Flying Spur puede convertirse en la declaración de intenciones más convincente de la marca en años.