Los fabricantes estadounidenses General Motors y Stellantis han emprendido una profunda reconfiguración de sus cadenas de suministro. Según Reuters, GM ha pedido a miles de proveedores que dejen de adquirir componentes en China y aseguren alternativas, con un plazo fijado para 2027.

El movimiento responde al aumento de los riesgos geopolíticos y al objetivo de reducir la dependencia de la industria china. Stellantis también está replanteando su estrategia de compras, con mayor control sobre la logística y un impulso adicional a la localización productiva. En la práctica, la estrategia apunta a redirigir con cuidado los flujos y auditar socios, no a cortes bruscos: una transición paso a paso que exigirá disciplina a los equipos de aprovisionamiento.

Ambas compañías señalan que reforzar la resiliencia de la cadena de suministro es ahora una prioridad en un entorno incierto. Para el sector, puede ser el arranque de una nueva etapa, con futuros modelos menos dependientes de componentes fabricados en China y decisiones estratégicas guiadas con mayor claridad por la gestión del riesgo.