Ford presentó una solicitud de patente para un sistema que permitiría que los vehículos futuros reciban funciones a medida según el nivel de acabado y el equipamiento instalado. La petición se formalizó en 2022 y se publicó el 11 de noviembre de 2025.

En esencia, la idea pasa por controlar las funciones del coche desde un smartphone, con una interfaz que se adapta a la configuración de cada vehículo. Esto cobra especial sentido cuando el propietario añade hardware tras la compra —por ejemplo, iluminación exterior auxiliar— y quiere gestionarlo desde la misma app junto a funciones conocidas como el cierre de puertas o el arranque remoto. Sobre el papel, la solución promete una experiencia más ordenada e intuitiva, sin tener que recurrir a interruptores extra ni a aplicaciones por separado.

Ford ya había protegido diseños de paneles interiores modulares con distintos tipos de anclaje para ampliar las posibilidades de personalización. Esta nueva solicitud retoma esa línea y la empuja un paso más allá, reforzando la idea de un coche ajustable a gusto del conductor. Es una evolución lógica que encaja con la forma en que los usuarios incorporan accesorios y esperan integrarlos sin fricciones.

La compañía subraya que registrar una patente no garantiza su llegada a producción, aunque afirma que seguirá impulsando tecnologías centradas en el cliente. Para quienes valoran la capacidad de actualización al elegir un coche, avances como este pueden convertirse en un argumento de peso, especialmente por cómo simplifican el día a día.