Mercedes‑Benz reevalúa su rumbo y se aparta de una estrategia centrada exclusivamente en el lujo. Según Handelsblatt, la empresa vuelve a apostar por modelos premium en un abanico de precios más amplio. El giro llega tras una fuerte caída de beneficios: en los nueve primeros meses de 2025, el resultado antes de intereses e impuestos se redujo casi un 60%, y las ventas se enfriaron en mercados clave. Con ese telón de fondo, el movimiento se percibe más como una corrección pragmática que como una marcha atrás; cuesta discutir la lógica de esa maniobra.

La cúpula está desarrollando un nuevo modelo de acceso, cercano al Clase A en precio y formato. La producción está prevista en Kecskemét, donde los costes de fabricación son más bajos. Será un hatchback de cinco puertas orientado a compradores jóvenes, con la idea de acompañarlos gradualmente hacia segmentos superiores. Recuperar una auténtica puerta de entrada suele ser una receta probada para reconstruir volumen sin desdibujar el filo de la marca.

El recién llegado se asentará sobre la plataforma MMA, concebida ante todo para vehículos eléctricos. Esta arquitectura sustenta al CLA eléctrico y dará soporte al futuro CLA Shooting Brake, así como a los próximos GLB y GLA previstos para 2026. Mercedes también valora ampliar el suministro de vehículos a Sixt. Con ello, la gama mantiene coherencia al tiempo que se inclina por una ingeniería con prioridad eléctrica.