Ganancias en alza, satisfacción a la baja: el mercado automotor de EE.UU. se estrecha
ACSI advierte: Ford y GM ganan más mientras cae la satisfacción del cliente. Sedanes aún dan valor. Pagos >$1.000 y plazos de 84 meses tensan el mercado.
Según los analistas de ACSI, mientras las grandes corporaciones registran mayores beneficios, la satisfacción del cliente va en descenso. El experto Claes Fornell señala una brecha cada vez más amplia entre lo que obtienen los vendedores y el valor que reciben los compradores, una distancia que se hace más evidente en el mercado automotor de Estados Unidos.
El informe destaca que compañías como Ford y GM siguen ganando dinero, pero han recortado sus gamas en los segmentos más asequibles. El resultado: la oferta se ha agrupado en crossovers más grandes y pick-ups, mientras los sedanes compactos pierden terreno. Para el comprador que sopesa qué coche llevarse a casa, eso significa menos alternativas amigas del presupuesto. Más que un cambio de gustos, a pie de concesionario se percibe un mercado que se estrecha en torno a los vehículos de mayor margen.
Datos de Edmunds muestran que, en el tercer trimestre de 2025, casi el 20% de los compradores asumió préstamos con cuotas mensuales por encima de 1.000 dólares. Al mismo tiempo, el 22% firmó financiamientos de 84 meses o más. Frente a un ingreso mediano de 84.000 dólares, compromisos así pueden convertirse en una carga seria.
Aun así, la idea repetida de que decae el interés por los turismos no encaja del todo con las hojas de ventas: Toyota, Honda, Hyundai y Kia siguen moviendo muchos Corolla, Camry, Civic, Elantra y otros modelos. Muchos cuestan menos que los crossovers. Según Kelley Blue Book, un sedán compacto ronda los 27.000 dólares, frente a más de 36.000 en un SUV compacto. Para quien mira la relación valor-precio, esa diferencia sigue siendo difícil de ignorar.
Los expertos advierten que, si los precios continúan subiendo y las opciones se siguen estrechando, el esquema actual del mercado podría no aguantar. La paciencia del comprador generalista tiene un techo, y la inclinación de la industria hacia vehículos más grandes y caros amenaza con ponerlo a prueba.