Hace apenas un par de años, Genesis se mantenía a distancia de las prestaciones deportivas. Ahora la marca parece lista para una reinvención acelerada. Impulsada por un repunte de ventas y una posición más firme en el segmento premium, la firma está desplegando una gama Magma completa: variantes de enfoque deportivo que cubren desde berlinas hasta SUV de gran tamaño.

El primer modelo de producción es el GV60 Magma, que en esencia toma prestado su tren motriz del Hyundai Ioniq 5 N: dos motores eléctricos, 601 hp y 641 hp con el modo Boost. Para una marca que hasta hace poco se mantenía al margen de los coches más “calientes”, es un salto relevante, y no da la impresión de que vaya a ser el último.

El auténtico escaparate, sin embargo, llegó con los concept. El Magma GT es bajo, ancho y visualmente cercano a la serie: un superdeportivo con un V8 bajo el capó. La compañía no lo oculta: el proyecto ya está técnicamente en marcha, con una versión de calle y otra enfocada a circuito en los planes. Solo con su postura sugiere que quieren respaldar la imagen con sustancia, y no se siente como un simple ejercicio de salón.

La segunda sorpresa fue el G90 Wingback Magma. Es un familiar basado en el buque insignia G90, con aletas ensanchadas y un kit de carrocería agresivo: un giro inesperado que se llevó los focos. No hay datos oficiales, pero el diseño habla claro: posible alternativa al Audi RS 6 Avant y declaración rotunda de hacia dónde quiere ir la marca.

Genesis lo plantea sin rodeos: Magma será un pilar clave de la próxima década. Y si siquiera una parte de lo visto llega a la producción, el escenario de las prestaciones premium suma un aspirante realmente serio.