BYD se prepara para una puesta al día a fondo de uno de sus eléctricos más populares, el compacto Dolphin. Lanzado en 2021 como el primer modelo de la familia Ocean, ahora se mide con rivales más recientes como el MG4; de ahí que la segunda generación vaya a dar un salto tecnológico de calado.

Los primeros prototipos apuntan a una evolución, no a una ruptura. Se mantienen las líneas fluidas de la firma, aunque el frontal gana filo y el conjunto se lee más como un hatchback clásico, alejándose de cualquier guiño monovolumen. Las cotas se mantendrán cerca de las del modelo actual (en torno a 4,3 metros), y los pilotos traseros conservarán el aire de familia con el motivo del nudo chino.

El verdadero salto está en la técnica. El nuevo Dolphin adoptará baterías CTB de mayor capacidad, que empujarán la autonomía WLTP por encima de los 500 kilómetros y harán más verosímiles los viajes largos. Además, el paso a la propulsión trasera y la incorporación de una suspensión multibrazo buscan afilar el comportamiento; sobre el papel, debería sentirse más asentado y con un punto extra de conexión al volante.

Las baterías Blade de segunda generación mejorarán la resistencia al frío: a menos 30 grados centígrados conservan hasta el 82% de la capacidad. También habrá una versión PHEV DM-i para quienes aún vean corta la autonomía cien por cien eléctrica, una alternativa que amplía el alcance del modelo sin enredar su planteamiento.

El lanzamiento se espera para el verano de 2026. Las versiones para Europa probablemente se fabriquen en la región: BYD está construyendo plantas en Hungría y Turquía y prepara una tercera en el continente, con España entre las candidatas mejor posicionadas.