España se ha convertido en el primer mercado europeo en autorizar pruebas a gran escala del sistema Full Self-Driving (FSD) de Tesla en carreteras abiertas. Con la entrada en vigor del régimen regulatorio ES-AV en julio de 2025, el país salta a la fase de ensayo más avanzada: sin operador al volante y con supervisión remota. Tesla obtuvo con rapidez el permiso para operar 19 vehículos en todo el territorio, sin límites de rutas ni franjas horarias; un planteamiento que, en la práctica, debería exponer el software a los casos límite que de verdad importan.

Este giro coloca a España como un nodo clave para recopilar datos con los que entrenar la red neuronal de FSD. Ahora podrán acumularse millones de kilómetros en tráfico real, un ritmo que previsiblemente acelerará el desarrollo de la plataforma autónoma. Ya se habla de la posible aparición de los primeros robotaxis en Madrid y Barcelona en 2026, una meta ambiciosa pero coherente con la escala de datos que se persigue.

La decisión española ha provocado un efecto dominó: Alemania, Francia e Italia se preparan para sumarse al programa, aunque el marco nacional destaca por ser el primero en mostrarse tan flexible. España, en la práctica, se erige en laboratorio europeo donde se pondrá a prueba la madurez del enfoque.

El movimiento presenta un claro potencial tecnológico y comercial: puede reforzar la seguridad y, a la vez, intensificar la carrera por el liderazgo entre los fabricantes. Para Tesla, también abre una puerta para reactivar el crecimiento tras un bache en ventas y recuperar protagonismo en Europa. Si los reguladores mantienen el impulso, esa continuidad podría resultar tan decisiva como el propio software.