Elon Musk ha vuelto a confirmar que Tesla no fabricará motocicletas eléctricas. En redes sociales señaló que las motos homologadas para carretera no pueden hacerse lo bastante seguras y añadió que, en su juventud, estuvo a punto de perder la vida cuando su motocicleta chocó contra un camión.

Aclaró que el problema no es la tecnología de Tesla, sino el riesgo incorporado al propio concepto. También destacó que las motos de campo resultan comparativamente más seguras porque no comparten vía con vehículos pesados.

El Autopilot de Tesla ha sido objeto de críticas por incidentes con motoristas: según expertos, los sistemas de reconocimiento pueden confundir las estrechas luces traseras de una moto con las de un coche lejano. Ese mal registro ha desembocado en varios choques con consecuencias graves y se ha convertido en otro argumento para mantenerse al margen del negocio de las dos ruedas. Con ese telón de fondo, la cautela de Tesla suena pragmática y, desde la óptica de la seguridad vial, cuesta rebatirla.

Mientras tanto, el mercado de las motos eléctricas avanza sin Tesla. Zero y LiveWire están aumentando ventas, BMW y Kawasaki lanzan modelos de serie, y las marcas asiáticas llenan el escaparate con scooters urbanos asequibles. El segmento gana ritmo, aunque no sea Musk quien lleve el manillar.