Los robotaxis de Waymo encaran otra prueba de normas viales donde no hay margen para fallar. Según Reuters, Alphabet ha puesto en marcha una llamada a revisión voluntaria de software después de que sus vehículos en Texas rebasaran de forma ilegal autobuses escolares con la señal de alto desplegada en al menos 19 ocasiones desde el inicio del curso. En Estados Unidos, este es uno de los escenarios más estrictamente regulados: el conductor debe detenerse y esperar a que los niños crucen. Para los sistemas autónomos, estos episodios poco frecuentes pero de alto riesgo son el verdadero termómetro de su madurez.

La NHTSA abrió su revisión en octubre y ahora ha ordenado a Waymo que entregue respuestas detalladas sobre los incidentes en Texas antes del 20 de enero. La compañía admite que el software pudo haber sido el origen: en algunos casos el vehículo redujo la velocidad o se detuvo, y luego volvió a avanzar mientras el autobús seguía parado. Waymo sostiene que las actualizaciones ya desplegadas han mejorado de forma notable ese comportamiento, y que la llamada a revisión servirá, en esencia, para distribuir y fijar la versión requerida del software en toda la flota. Más allá de la promesa de mejoras, lo decisivo es cómo reacciona el coche en el peor día de clase.

Lo más inquietante llega desde el distrito escolar de Austin. En una carta publicada por la NHTSA, el Austin ISD señaló que las infracciones continuaron incluso después de las actualizaciones y pidió a Waymo que detuviera las operaciones cerca de las escuelas en los horarios de entrada y salida. El distrito también afirmó que hubo un caso en el que un robotaxi rebasó a un autobús poco después de que un niño hubiera cruzado la calle. Waymo, por su parte, se negó a suspender el servicio y sostuvo que su sistema en esa zona ya rinde mejor que un conductor humano. El progreso importa, pero alrededor de los autobuses escolares el listón es la perfección; es ahí donde la confianza se gana o se pierde.