Volkswagen detendrá a finales de mes el ensamblaje del eléctrico ID.3 en la Fábrica Transparente de Dresde, un enclave célebre por su arquitectura de vidrio y su producción de carácter demostrativo. Una vez se apague la línea, el recinto quedará, por primera vez desde su apertura, sin fabricación de automóviles. Aun así, la empresa asegura que conservará más puestos de los previstos inicialmente: 155 en lugar de 135. En la planta trabajan actualmente alrededor de 250 personas.

Para animar a parte de la plantilla a trasladarse a la fábrica principal del grupo en Wolfsburgo, a unos 300 kilómetros de Dresde, VW ofrece una prima única de reubicación de 30.000 euros. Según lo expuesto en una reunión con empleados, el anuncio fue recibido con desaprobación, con silbidos y gritos; la reacción deja entrever que el incentivo puede quedarse corto frente al cambio vital que supone el traslado.

El porvenir de la Fábrica Transparente se liga ahora a la investigación. La planta se transformará en un campus de innovación desarrollado junto con la Universidad Técnica de Dresde (TU Dresden). Entre las áreas de trabajo previstas figuran la inteligencia artificial, la microelectrónica y el diseño de chips, la ciencia de materiales, la robótica y las tecnologías de economía circular. La universidad prevé arrendar alrededor de la mitad del espacio, mientras que Volkswagen respaldará el proyecto mediante contratos de investigación. Concebido durante años más como escaparate que como instalación de gran volumen, el centro vira hacia un banco de pruebas abierto a socios académicos, un papel que encaja con su perfil.