Land Rover Classic ha puesto en marcha un programa de actualización que permite a los propietarios de Defender V8 de generaciones anteriores replicar la estética y el acabado del Octa. Ahora se ofrecen los colores característicos del Octa —Petra Copper, Faroe Green, Sargasso Blue, Narvik Black y Patagonia White—, con la posibilidad de elegir entre terminación brillante o mate.

Land Rover Defender V8 Octa
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Solo el proceso de pintura requiere alrededor de 300 horas, pero el cambio va mucho más allá del color. Se puede añadir una parrilla en negro brillante, elementos de fibra de carbono y una paleta interior más amplia: Khaki Green, Light Cloud y Lunar, combinadas con cuero Burnt Sienna o Ebony. También se ofrecen asientos Recaro terminados a mano y una personalización del habitáculo a medida. El resultado se percibe cohesionado y actual, manteniendo las líneas clásicas del Defender en primer plano en lugar de recargarlas, una dirección que, por cierto, le favorece.

Si el cliente no dispone de un todoterreno adecuado, Land Rover puede suministrar una unidad restaurada de 2012–2016 con V8 de 5,0 litros de 405 CV, suspensión mejorada y cambio automático ZF de ocho marchas. Los precios parten de 190.000 libras antes de impuestos, por encima de un Defender Octa nuevo. El programa apunta a quienes prefieren una puesta a punto profunda que conserve el carácter frente a una reinvención desde cero: una elección de nicho que prioriza la artesanía sobre las cifras, y que aquí tiene pleno sentido.