Elon Musk encendió un nuevo choque en redes sociales: tras su reciente llamado a abolir la Unión Europea, cambió el foco hacia la conducción autónoma y criticó a Waymo, la empresa de Google. El detonante fue una publicación del director de Google DeepMind, Jeff Dean, quien presentó a Waymo como el uso de inteligencia artificial más avanzado y extendido del mercado. Musk replicó que, a su juicio, Waymo nunca tuvo realmente opciones frente a Tesla.

Las cifras, sin embargo, apuntan en sentido contrario. Waymo ya acumula más de 160 millones de kilómetros en trayectos completamente sin conductor, mientras que los robotaxis de Tesla operan solo bajo la supervisión de operadores de seguridad y el recuento de viajes autónomos es, en la práctica, nulo. Musk asegura que planea retirar a esos supervisores de la flota de Austin en las próximas semanas, pero los medios del sector toman esa promesa con cautela, a la luz de videos en los que vehículos eléctricos de Tesla con software beta infringen normas de tráfico y requieren intervención humana. En la vía pública, la confianza se escribe más fácil de lo que se demuestra.

La división técnica de fondo no ha cambiado: Waymo apuesta por LiDAR y un conjunto de sensores amplio; Tesla persigue un enfoque basado solo en cámaras. El camino de Tesla es más barato y, en teoría, más sencillo de escalar en toda su gama, aunque por ahora suscita más preguntas entre reguladores y expertos en seguridad. El contraste expone una apuesta entre redundancia y minimalismo, y hoy la conversación la marcan menos la fanfarronería y más los kilómetros registrados sin conductor y la consistencia con la que se comportan los autos.