La estrella del evento fue el Revuelto Ad Personam único, concebido como un homenaje directo a la cultura japonesa. Sirve como escaparate vibrante del programa de personalización Ad Personam y de lo que es capaz cuando se lleva al límite, con una ejecución que se siente más declarativa que ornamental.

Estrena la primera pintura con degradado longitudinal de la marca, que pasa de Bianco Asopo (blanco) en el frontal a Rosso Khonsu (rojo) en la zaga. El esquema alude a los colores nacionales de Japón —asociados a la pureza y a la energía— y refleja el creciente interés de Lamborghini por narrar historias culturales a través del diseño. El resultado funciona como un relato cohesivo, no como un mero truco cromático.

Por dentro, el Revuelto Ad Personam se divide en dos zonas: lado del conductor en rojo y lado del pasajero en blanco, con costuras en contraste. Hasta los detalles mínimos, como el botón Start/Stop y el bordado ANIMAE, siguen la idea del degradado. El habitáculo transmite equilibrio y un planteamiento muy medido; es de esos interiores que ganan con una segunda mirada.

Bajo la piel, replica al Revuelto de serie: un V12 atmosférico de 6,5 litros combinado con tres motores eléctricos para un total de 1.001 CV. Acelera de 0 a 100 km/h en alrededor de 2,5 segundos y supera los 350 km/h de velocidad punta. Aunque estas cifras ya resulten familiares, siguen imponiendo respeto en cualquier comparativa.

Por su parte, el Fenomeno encarna la ambición de Lamborghini por innovar en prestaciones. Solo se fabricarán 29 unidades en todo el mundo. Rinde 1.080 CV y firma un 0–100 km/h en 2,4 segundos, lo que lo convierte en el V12 más potente en la historia de la marca. También incorpora sensores de movimiento 6D y frenos carbocerámicos de nueva generación para afinar respuesta y control, dejando claro el mensaje tecnológico que pretende enviar.