Mazda ha presentado una actualización de su emblema característico, cuidando preservar el espíritu del original de 1997. El protagonista sigue siendo la letra M, concebida como un par de alas estilizadas y elegantes que evocan libertad de movimiento y una proyección hacia el futuro.

El nuevo signo destaca por su refinamiento y una ejecución más nítida. Se ha retrabajado para mejorar la legibilidad y el reconocimiento en el entorno digital actual, con un despliegue limpio y consistente en todo tipo de pantallas. Junto al emblema, la compañía introdujo una tipografía renovada que aporta una imagen más fresca y contemporánea al conjunto; en suma, transmite coherencia sin perder carácter.

El logotipo ya está activo en el sitio oficial de Mazda y se irá incorporando progresivamente a las comunicaciones y a los productos de la marca. El movimiento busca reforzar la identidad visual y elevar el reconocimiento entre los clientes, a la vez que reafirma la promesa central de Mazda: el placer de conducir. Se percibe como una evolución meditada, no un borrón y cuenta nueva: lo bastante familiar para mantener a los fieles, pero pulida para responder a las expectativas actuales; una decisión que, por su ejecución, parece bien calibrada.