La firma estadounidense Legacy Overland ha presentado una preparación poco común basada en la tercera generación del Land Rover Discovery, conocida en Estados Unidos como LR3. En lugar de los motores de serie, ahora monta un V8 de gasolina GM LS3 de 6,8 litros afinado, con 550 hp y 746 Nm de par: casi el doble de lo que ofrecía el modelo de producción de principios de los 2000.

El nuevo conjunto mecánico trabaja con un automático GM 6L80 e integra su gestión con la electrónica original de Land Rover. La compañía asegura que se conservan todos los sistemas, incluida la tracción total permanente y la arquitectura electrónica británica. Encajar hardware de GM con software de Land Rover suele ser lo más complicado; si todo funciona como afirman, ahí está el verdadero golpe maestro y la diferencia de esta conversión.

El proyecto también revisa la cadena cinemática con árboles de transmisión a medida, travesaños reforzados y actualizaciones en suspensión y frenos.

Exterior

A la vista, el SUV casi no cambia. Se añaden un cabrestante, una baca, una escalera trasera y nuevas salidas de escape. La contención favorece las líneas limpias del Discovery y mantiene el foco en lo sustancial que hay bajo la carrocería, una receta sensata en este tipo de restomod.

Interior

El habitáculo conserva su planteamiento original, pero suma instrumentación nueva, un sistema multimedia actualizado, un audio mejorado y asientos tapizados en cuero. El lavado de cara acerca el tacto del LR3 a los estándares actuales sin perder esa sencillez directa que siempre le ha sentado bien.

En conjunto, la preparación denota un trabajo meditado: el clásico todoterreno mantiene su temple campero y, al mismo tiempo, entrega un rendimiento a la altura de muchos SUV más potentes de hoy. Tocar donde aporta y dejar en paz lo que ya funcionaba rara vez falla, y aquí la fórmula convence.