Volkswagen prioriza el tacto humano en sus eléctricos: del ID.Polo al GTI
El jefe técnico de Volkswagen asegura que sus eléctricos priorizan el tacto humano sobre el software. Del ID.Polo al GTI, buscan emocionar al volante.
El responsable de desarrollo técnico de Volkswagen, Kai Grünitz, está convencido de que la mejor respuesta de la marca frente a los fabricantes chinos no pasa por el software, sino por la sensación instintiva al conducir: la capacidad de comprender un coche con el cuerpo y no solo a través de simulaciones. Asegura que ni siquiera los ingenieros más avanzados pueden programar el tacto humano de un automóvil. En un mercado que mide todo en líneas de código, ese planteamiento suena casi provocador, pero tiene lógica cuando se piensa en lo que perciben las manos, el asiento y el oído.
Desde 2022, Grünitz dirige el desarrollo de una nueva oleada de eléctricos de VW —del ID.Polo al ID Cross— y, al mismo tiempo, colabora con la startup estadounidense Rivian en una nueva arquitectura de software. Aun así, insiste en que los coches de verdad nacen en la carretera y no en la pantalla del ordenador. El mensaje queda claro: el código debe servir a la experiencia de conducción, no dictarla.
Al trabajar en el ID.Polo, por primera vez supervisó un proyecto desde los primeros bocetos hasta la producción. Explica que el coche se concibió pensando en los clientes, no en el consejo de administración, y que lo moldearon los comentarios y expectativas reales. La gama incluirá incluso un ID.Polo GTI —el primer deportivo eléctrico de tracción delantera de la marca— con la promesa de ese carácter de kart que ha formado parte del sello GTI. La apuesta encaja con lo que siempre ha definido a esas siglas.
Desde su punto de vista, solo una mezcla de tecnología, saber hacer acumulado y esa conexión difícil de describir con la máquina dará ventaja a Volkswagen en la nueva era eléctrica. En la práctica, ese equilibrio suele ser lo que separa a un coche que deja huella de otro meramente competente.
Grünitz resumió el enfoque al señalar que los coches son algo más que software, que son máquinas vivas y que su equipo sabe cómo hacer que se sientan auténticamente vivos desde el puesto de conducción. Esa claridad de propósito rara vez sobra cuando el objetivo es emocionar sin perder la cabeza tecnológica.