Ford se prepara para reanudar la producción de motores en India y destinará alrededor de 370 millones de dólares a modernizar su planta de Maraimalai Nagar, cerca de Chennai. Tras casi cuatro años parada, la instalación se reacondicionará para fabricar 200.000 conjuntos motopropulsores al año, pensados exclusivamente para mercados de exportación. La jugada suena a una forma prudente de volver a poner en marcha capacidad ociosa sin estirarse de más.

Según medios indios, el anuncio oficial podría llegar tan pronto como esta semana. Los motores producidos en India no se enviarán a Estados Unidos; irán a otros mercados exteriores donde crece la demanda de los nuevos modelos de Ford. Esa elección apunta a una asignación de volumen calculada para encajar con los pedidos que se están acumulando.

La reactivación llega en medio de la presión política del presidente Donald Trump, que ha instado a los fabricantes a trasladar producción a Estados Unidos. Aun así, la apuesta de Ford en India apunta a una estrategia de diversificación a largo plazo: mantener un pie firme en la manufactura asiática pese a las fricciones comerciales entre Washington y Nueva Delhi. Suena a cobertura pragmática frente a vaivenes de política.

Resucitar la planta de Chennai podría ser un paso relevante hacia el regreso de Ford al escenario indio, al menos por ahora como centro de exportación y no a través de ventas locales. Una reentrada cautelosa que, sin cerrar puertas, mantiene abiertas las opciones.