Toyota se prepara para dar un nuevo paso que alivie las tensiones comerciales entre Japón y Estados Unidos. Según Autoblog, el presidente de la compañía, Akio Toyoda, sopesa un plan para ayudar a GM y Ford a vender vehículos en Japón aprovechando la red de concesionarios de Toyota.

Ese telón de fondo encaja en una iniciativa más amplia vinculada a un acuerdo entre Tokio y Washington. En virtud de ese entendimiento, Japón pretende invertir hasta 500.000 millones de dólares en la economía estadounidense, con foco en energía, manufactura e IA. En ese mismo marco, Toyota destinará 10.000 millones de dólares a ampliar la capacidad de sus plantas en Estados Unidos, desde Kentucky hasta Texas y Carolina del Norte.

Mientras persisten las fricciones por el acceso a los mercados, Toyoda puso sobre la mesa abrir más el mercado automotor japonés a las marcas estadounidenses, que hoy no superan el 1% de cuota. El contraste salta a la vista: los fabricantes japoneses, incluida Toyota, controlan el 37% del mercado estadounidense, mientras que en Japón los modelos norteamericanos tropiezan con la burocracia y las normas locales. Si la idea cuaja, las marcas de EE. UU. ganarían pista más despejada y los compradores japoneses verían ampliarse la oferta sin el lastre habitual de trámites.

En esa línea, Toyoda sostuvo que la competencia beneficia a todos y dejó entrever disposición a simplificar las reglas de importación y homologación para los autos fabricados en Estados Unidos. Una de las opciones que se estudian es ofrecer modelos estadounidenses a través de la propia red de concesionarios de Toyota, una jugada con lógica: aprovechar un músculo comercial ya asentado para limar puntos de fricción. Para el cliente, eso podría traducirse en acceso más simple y una experiencia de propiedad menos enrevesada; y a ambos lados del Pacífico se percibe más como un gesto de confianza pragmático que como una exhibición grandilocuente.