General Motors ha puesto fin oficialmente a la producción de las furgonetas eléctricas BrightDrop de Chevrolet, y con ello pasa página en su estrategia comercial. Lanzado como un ambicioso impulso para electrificar el reparto de última milla, el proyecto se topó con una realidad más dura: la demanda quedó por debajo de lo previsto y el marco regulatorio en Estados Unidos y Canadá empezó a cambiar.

BrightDrop se concibió para un mercado logístico al alza y para flotas corporativas donde la electrificación prometía menores costes y menos emisiones. Sin embargo, el elevado precio de acceso, una infraestructura de carga aún limitada y la presión de Rivian, Ford y Stellantis impidieron que el programa alcanzara su plena velocidad de crucero.

GM ya traza un nuevo rumbo. Según recogen fuentes internas, la compañía valora relanzar su apuesta por las furgonetas comerciales con foco en soluciones híbridas y modulares, y planea aprovechar la plataforma Ultium para una futura generación de modelos comerciales ligeros.

Clausurar BrightDrop no equivale a apartarse de la electrificación. Al contrario, GM quiere volcar las lecciones del programa en vías más adaptables y rentables —desde pequeñas furgonetas urbanas hasta servicios de reparto autónomo—, aplicando la tecnología con mayor precisión a las necesidades reales de las flotas. Es un giro que suena más pragmático para el momento actual.

Al final, BrightDrop queda como un capítulo relevante para GM: un experimento adelantado a su tiempo que ayudó a marcar los límites reales de la demanda de vehículos comerciales eléctricos.