Porsche ha desvelado el nuevo Cayenne Electric, un paso más en su ofensiva de vehículos eléctricos. Lo más llamativo es la transferencia directa de tecnología desde la Fórmula E, donde la marca es campeona entre equipos y fabricantes.

En la práctica, el Cayenne eléctrico adopta varias soluciones del monoplaza Porsche 99X Electric, entre ellas la refrigeración directa por aceite del motor eléctrico y una recuperación de energía de hasta 600 kW. Todo ello se traduce en una eficiencia de hasta el 98% y en una capacidad de regeneración en frenada cercana a la de un coche de carreras. En un SUV de corte familiar, esos números no pasan desapercibidos.

Gracias al saber hacer heredado de la competición, este crossover puede cargar del 10 al 80% en menos de 16 minutos con potencias de hasta 400 kW. Porsche también ha mejorado la gestión térmica de la batería para asegurar una carga estable incluso con frío, justo el tipo de detalle que se agradece en el uso diario.

Con estas credenciales, el Cayenne Electric se perfila como uno de los estrenos tecnológicamente más avanzados de 2026, combinando eficiencia, rendimiento e innovaciones que pasan del circuito a la calle. Sobre el papel, la transferencia resulta inusualmente directa para un SUV de producción.