Por el escenario de la subasta desfiló un raro Ford GT Heritage Edition de 2006. Este ejemplar es el tercero de aquella serie limitada en la historia del modelo y, además, el primero que se ofrece de forma oficial al público general.

Antes de que empezaran las pujas, los expertos manejaban un rango final entre 800.000 y 1,1 millones de dólares. Sin embargo, cuando cayó el martillo, el comprador se lo adjudicó por 742.500 dólares, por debajo de lo previsto. Para un GT con ese pedigrí, la cifra suena contenida; una muestra de que incluso los “specials” más codiciados dependen del pulso de la sala en ese preciso día.

Ford destinará lo recaudado a un programa centrado en la restauración y conservación de vehículos históricos de la marca. En un coche que luce el emblema Heritage, que esos fondos alimenten la memoria de la firma se percibe como una continuidad lógica de su propia historia.