Alpine ha desvelado su hoja de ruta para ampliar la gama y llegar a 2030 con dos roadster eléctricos en su catálogo. Integrada en el Grupo Renault, la marca pisa el acelerador en su electrificación: tras el A290 y el crossover A390, prepara una nueva oleada de vehículos de altas prestaciones. Es una apuesta firme que deja claro que los coches centrados en el conductor seguirán siendo el eje de su ofensiva eléctrica.

El próximo A110 debutará en 2026 y será la primera iteración 100% eléctrica del emblemático deportivo. Se construirá sobre la nueva Alpine Performance Platform (APP), concebida para carrocerías coupé y roadster, con dimensiones contenidas y un talante claramente deportivo. La arquitectura admite la posibilidad de montar motores en rueda, aunque Alpine no los ha confirmado para producción. Mantener la doble vertiente coupé-roadster preserva el espíritu del A110, mientras que la flexibilidad técnica deja entrever ambición real de ingeniería.

Sobre la misma APP llegará un inédito A310, un GT de cuatro plazas que pone en su punto de mira al Porsche 911. También se ofrecerá con dos tipos de carrocería: un coupé clásico y, de forma poco habitual en este segmento, un descapotable. En diseño, el A310 se situará cerca del nuevo A110, pero con un enfoque más futurista y leves guiños al crossover A390. Apuntar al 911 eleva el listón, y la estrategia de dos carrocerías junto a un estilo más audaz sugiere que Alpine va en serio por ampliar su alcance.

La compañía plantea que el nuevo A110 abre el siguiente capítulo: deportivos eléctricos ligeros que conserven la agilidad propia de la marca y sumen tecnología actualizada. De aquí a 2030, Alpine prevé lanzar siete eléctricos en total, incluido un SUV grande del segmento D/E aún por confirmar. El ritmo es ambicioso; la incógnita está en hasta dónde llevará soluciones como los motores en rueda.