Ionity redobla su apuesta por la carga ultrarrápida con su primera estación piloto de 500 kW en Noruega, en Elverum, cerca de la frontera con Suecia. Para una red que durante mucho tiempo se quedó en 350 kW, es un salto importante: los modelos eléctricos más recientes piden picos de potencia más altos y una curva de carga más estable. Un movimiento que llega a tiempo y encaja con lo que se espera de las rutas de larga distancia.

El proyecto se ha realizado junto a la firma polaca Ekoenergetyka. La clave está en una arquitectura de reparto de potencia: el sistema distribuye los kilovatios disponibles entre los puestos para mantener velocidades elevadas incluso cuando varios coches se conectan a la vez. El emplazamiento cuenta con seis cargadores de hasta 500 kW y otros dos de hasta 400 kW. En teoría, 500 kW puede sumar cientos de kilómetros de autonomía en apenas unos minutos, siempre que el coche y su batería lo permitan. En el día a día, esa gestión inteligente del flujo de energía suele pesar más que una cifra de pico aislada, acortando las paradas cuando la estación se llena; en carretera, eso se nota más que cualquier número de escaparate.