Xiaomi, una marca que suele asociarse a los smartphones y a la electrónica personal, ha dado el salto al automóvil. La compañía comenzó a fabricar vehículos eléctricos en abril de 2024 y ahora señala que, desde entonces, ya ha producido 500.000 unidades. Para un recién llegado, ese ritmo resulta llamativo.

La estrella hasta ahora es el crossover YU7, que ha superado al Tesla Model Y en unidades vendidas en el mercado chino. Es un resultado que refleja la confianza del comprador local en Xiaomi y el atractivo de su paquete técnico y de su política de precios.

En lo financiero, el cuadro es igual de sólido. En el tercer trimestre de 2025, los ingresos de Xiaomi crecieron un 22% interanual hasta 16.000 millones de dólares, mientras que el beneficio neto avanzó aún más rápido, con un aumento del 81% en el periodo. En conjunto, son cifras que apuntan a un impulso poco habitual en fabricantes tan jóvenes.

La firma ya se prepara para salir a los grandes escenarios internacionales, con un foco claro en Europa, territorio que considera fértil para su propuesta. El desembarco en EE. UU., en cambio, sigue en pausa porque el diseño de algunos modelos recuerda a Tesla, lo que acarrea posibles riesgos legales. En este contexto, arrancar por Europa suena a decisión pragmática.